Hoy, vigesimo quinto aniversario de la desaparición de Tino Casal.La primera pregunta. ¿Cómo era Tino Casal?. Esencialmente, un artista . Sólo respiraba para seducir, deslumbrar, acaparar la atención de cualquier ser humano.
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Un artista de vocación, sin un sólo atisbo de cinismo , de egocentrismo narcisista absurdo. Muy al contrario era muy social en un amplio aspecto de ese sentido. Quería encantarte , pero con humildad, con naturalidad, como cualquier ser sencillo, de carácter sensible. Sin comedias o actuaciones melodramáticas.
Era rara su apariencia formal. La exterior, la que desprendía con una imagen de un personaje superlativo , con unas vestimentas excesivamente “kitsch” desde mi punto de vista. Tino podía poner una chaqueta de cuero, pero la aderezaba posiblemente con chinchetas, ángeles o las pintaba a su gusto. Tenía una facilidad muy particular para diseñar. Podía cambiarte tu propia camisa blanca y y convertirla en un paisaje salvaje, repleta de colores verdes.
Como buen asturiano quizá su color favorito , al principio, fuera el verde. Pero luego pasó a gustarle mucho el púrpura y, finalmente, el rojo, como maravilloso título del tercer disco, “Hielo Rojo”. Siempre pintaba o pensaba física y mentalmente.
Conocí a Tino Casal en los pasillos de la desaparecida Polygram, en la avenida de América. Era el otoño de 1978. Acababa de presentarse en el festival de Benidorm. En la década de los setenta, el festival era una gran horterada. Era también mi época más soberbia de anglicismo, de adorar a Bryan Ferry, Roxy Music y Tino me parecía siempre excesivo.
Tino, en cambio, trataba de ser simpático conmigo, en busca de convertirme en un devoto, afiliado a su estigma artístico . Quizá estuviera deslumbrado ,porque había logrado grabar como productor lo que me había dado la gana con el guitarrista Salvador. Con absoluta libertad. El estaba preso, porque la compañía quería que fuera como Nino Bravo. No le hacían caso. Para mí, aquel “Emborrachate” que cantaba me parecía un horror y que fuera al Festival de Benidorm, todavía una grosería más. Y eso es lo que me pareció el propio Tino, que ya vestía de una manera única. Quizá no muy al gusto de las moda londinense, pero si que era extravagante.
HAY VIDA EN MARTE
No lo volví a ver hasta un año después. Quizá más. Tino era muy amigo de Luis Cobos y yo grababa como productor discográfico en aquella extraña carbonera que eran los Estudios Escorpio, donde acaba de lograr grandes éxitos con Alaska y Los Pegamoides y, sobre todo, con la Orquesta Mondragón. Estaba en Escopio por culpa de Tino Azores , el ingeniero con el que había trabajado en el disco de Salvador.
En la primera larga conversación que mantuve con Tino Casal descubrí que tenía una gran cultura del pop, del rock. Incluso teníamos gustos muy parecidos. Nuestro amor por David Bowie, por Lou Reed, por Kraftwerk. No me lo podía creer. Aquel “hortera” del festival de Benidorm, tenía la sensibilidad de un enorme gran artista. Y se conocía todas las canciones, todos los arreglos. Cantaba casi mejor que Bowie, pero no podía salir desnudo como David en Ziggy.
Me convenció absolutamente. Hasta el punto que le conseguí un nuevo contrato con la EMI , dado que tenía todo el crédito , tras el éxito con la Mondragón. Había química con la música que nos gustaba a los dos. Y eso ya se notó en el primer álbum , “Neocasal” en el que grabamos una versión de ‘Life on mars’ . Cuando Bowie vino a Madrid para presentar su gira de “Glass Spider” , tras el éxito de “Let´s dance” , tras acabar la entrevista que le hice, le puse la versión de Tino .El propio David se sorprendió mucho y se quedó con mi único vinilo del que disponía. Tino jamás me perdonó que me hubiera acompañado en la entrevista para conocerlo. En aquel primer disco, llegamos hasta realizar una gran versión de ‘White Room’ de los Cream de Eric Clapton , porque era un tema que nos volvía locos.
Mientras esperábamos a que apareciera nuestro primer trabajo, dado que ya sabía que era un artista completo y como acababa de terminar el primer álbum de Azul y Negro , le pedí que hiciera la portada. Pintaba, dibujaba, era un maquetador., un” picasso del pop”. En fín, era un artista en el más amplio sentido de la palabra. El resto es historia.
Tino se convirtió en uno de mis mejores amigos. Por no decir el más importante. Siempre recordaré aquellas noches interminables en mi primera casa, devorando videoclips, escuchando lo más precipitadamente único, exquisito.Mis piques insolentes de música o conocimientos con él mismo, con el maravilloso Javier Losada, que trataba de ser juez imparcial en las discusiones o de poner cordura ante auténticos desvaríos musicales. Sólo Javier sabe lo que hemos trabajado o como nos metía involucrados en todos sus sueños de música. Losada siempre fue su “alter ego” con las notas, con los arreglos. Una maravillosa personalidad en la carrera de Tino, porque también iba con él en las giras.
Tino poseía además, como Bowie, un extraordinario olfato para lo que en el futuro pudiera convertirse en algo imprescindible.Fue el primero en advertir que Prince se iba a convertir en una increíble estrella, en tal que le puse el primer álbum. Fue el primer que me dijo que Bono era un cantante extraordinario, a pesar de que el primer disco de U2 sonaba excesivamente a primerizo y desafinado.
CON LOS OIDOS DE DIOS
Han pasado demasiados años desde su muerte y, a veces, siento que lo necesito. Es como si hubiera perdido un lado sensitivo en mi alma de la música. Me hace hace falta su ironía, su sentido del humor y, sobre todo, la pasión por la música, con su voz guiada por los oídos de dios. Sus arrebatos por la moda, por cualquier movimiento que signifique un paso adelante en otra sociedad tan distinta a la actual, atrapada en su vulgaridad. Se pueden decir muchas cosas de Tino. Pero no se le podría tachar jamás de vulgar.
Tengo maquetas con varias canciones inéditas de Tino. Incluso los temas que íbamos a hacer, o grabar en Tokio, con el nuevo contrato con Sony Records. Hablamos con Nacho Artime para la posibilidad de que fuera el protagonista de “El Fantasma de la Opera” . Proyecto, acciones, de la misma piel del diablo , el mismo que le mató en un estúpido accidente.
No quiero volverás a remover entrañas . Prefiero ser interlocutor para que Tino Casal vuelva a deslumbrar ,a seducir. Que se vuelvan a “recuperar” temas olvidados por el tiempo y que oigan, sancionen, alaben , se intoxiquen, sean seducidos por los temas imprescindibles de un eterno o inmortal Tino Casal, aunque los inmortales también mueren.
JULIAN RUIZ , SEPTIEMBRE DEL 2016