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Antes que nada, decir que Taylor Swift ha tenido los fuertes ovarios de lanzar su quinto álbum con un toque de distinción. Ya no es “1989” , un álbum tosco, tonto de pop-vaquero. El disco estúpido más vendido del año.
Parece que su amistad con Lorde le ha servido para levantar el freno de chica guapa, insustancial en sus letras.
Ha crecido la “lolita” de América, con la que todos soñaban sexualmente, desde toda clase de anuncios, desde el más carismástico de chica Sony. Ahora es chica de todos.
A sus 24 años, después de haber ganado más de mil millones de dólares, la novia de América ha hecho un disco más atrevido, de más calidad. Aunque sigo sin soportar su voz. Eso parece que no se puede remediar.
Esa voz doblado de niña pija es bastante recalcitrante. ¿Siempre sonará a niña?. No lo sé, pero un inconveniente, porque no parece mala compositora.
Incluso hay dos temas de su “1989” que me han gustado mucho, aunque no soporte su voz. Los temas son “Style”, que está en más linea con lo que hace Florence and he Machine. Y, sobre todo, sobresaliente para “Wildest dreams”, con su sexualidad de por medio, porque tiene fama también de “devoradora de hombres”, aunque otras voces dicen que es homosexual. Y, ¿que más da?.
La industria dice necesitar estas Lolitas de América. Yo no creo que sean tan necesarias. Pero, en fin…
Taylo tiene cuatro casas, repartidas en Tribeca, Bervely Hills, Nashville y su enorme casa de verano en Rhode Island. Tiene su propio avión Falcon y su propio hangar en Nasville. Pero dice que quiere madurar, encontrar un gran amor y que la respeten más por su música. La chica es ambiciosa.