‘Strange Fruit’ es ya la canción protesta con más fuerza, sentido espiritual y un símbolo del ser humano de toda la historia de la música.
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La primera versión quedó registrada en 1939, pero ‘Strange Fruit’ se convirtió instantáneamente en una crónica de la brutalidad y el racismo de la práctica de los linchamientos en el Sur de Estados Unidos.
Ahora, más de setenta años después, tal es el poder eterno de la canción que Kanye West ha vuelto a samplear el tema en su último album.
Esta es la historia de ‘Strange fruit’:
Una tarde muy fría del nevado mes de febrero neoyorkino del año 1939 , Abel Meeropol llegaba al Café Society , “el lugar equivocado para la gente acertada” , como rezaba su publicidad. Iba dispuesto a que Billie Holiday aceptara cantar su provocativa canción “Strange fruit” .
Abel tropezaba mal sus dedos de la mano izquierda con las teclas del piano, mientras trataba de enseñarle los acordes . Billie no entendía nada de que iba la canción: “extraña fruta colgada de los arboles sureños”. Pero interesada en el poema y las tristes armonías llamó a su músico favorito, Danny Mendelsohn y , finalmente , trataron de darle un sentido a la canción.
Era el comienzo de la historia de la primera sensacional canción de protesta , un grito extraordinario contra el racismo que conmovió a la sociedad americana., “Strange Fruit”. Justo hace casi setenta años y cinco años.
Abel Meeropol era un profesor de inglés en el Bronx neoyorkino. Tras ver la desgarradora foto de Lawrence Beitler del linchamiento de dos negros ahorcados, colgados en un árbol del sur en Indiana , no tuvo más remedio que escribir un poema, que publicó en 1933 en una revista de profesores de Nueva York .
Luego consideró que también podía convertirse en una canción. Y, efectivamente, “Strange Fruit” tuvo una acogida sorprendente cuando la cantante negra Laura Duncan la interpretó , durante el Festival Anti-Fascista de 1937 , en el Madison Square Garden a beneficio de los que luchaban en la Guerra Civil española.
Meeropol tenía miedo de la huestes de Hoover. Petenecía al partido comunista norteamericano y la canción la había publicado con el seudónimo de Lewis Allan. Nadie quería grabar ‘Strange Fruit’.
De repente, entonces, apareció ella, como un torrente, con ese coraje de mujer impredecible que formaba parte de su personalidad . Billie Holiday supo que en la calle 52 West, un aficionado a la música llamado Milt Gabler había abierto una tienda de discos y un pequeño sello discográfico llamado Commodore.
Billie le convenció para que se grabara el tema. Y, efectivamente , el 20 de abril de 1939, con su “pianista” Sonny White al frente , “Strange fruit” se inmortalizó en los estudios Brunswick World.
Gable, que todavía vive, dice que le pagó a Billie 500 dólares al contado por grabar tres canciones. Entre ellas, la fenomenal “Fine and mellow”. Gabler asegura que ese precio era el adecuado en aquellos días . Billie siempre necesitaba dinero . Pero puede que Gabler se sintiera mezquino , tras comprobar que la canción llegaba al numero 16 en las listas de éxitos y que se habían vendido diez mil ejemplares en tan sólo una semana. Asegura que poco después le dio otros mil dólares más a Billie.
A los puristas del jazz “Strange Fruit” nunca les gustó. Sólo intelectuales de izquierda o la comunidad de homosexuales lideraron una firme defensa para Billie.
Su propia autobiografía , “Lady sings the blues” , tampoco le ha protegido mucho. Desdichadamente , es conocida a través sobre todo de la tramposa, mentirosa y absurda película de Hollywood , en la que Berry Gordy , el dueño de la Tamla Motown , en plena pasión por su nueva amante, Diana Ross , la cantante de las Supremes , intentaban colarse en Hollywood.