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Hoy cumpliría 96 años el cantante y guitarrista de blues Slim Harpo.
Nacido en 1924 en Baton Rouge, Louisiana, James Isaac Moore (su nombre real) no es considerado uno de los más grandes bluesmen, sin embargo sí fue uno de los más influyentes en el posterior devenir de la música. Dejó su sello en la generación de músicos de los años 60, sobre todo en los británicos.
Precisamente muchos conocieron la música de Slim Harpo a través de las relecturas toscas pero entusiastas del Beat & Blues británico (Rhythm & Blues sólo hay uno y es americano).
Van Morrison gruñendo “Don´t Start Cryin´Now”; los Rolling Stones “balando”, “I´m a King Bee”; los Kinks ejercitandose aplicadamente en “Got Love If You Want It”, o la versión no acreditada a Harpo, por tanto robo, de los Who en “I´m The Face”, por eso son tan necesarias las versiones.
Las versiones remiten a los originales, y en el caso de Harpo con toda probabilidad a sentir devoción por su música. Ahí van tres razones fundamentales para amar su blues novedoso e intransferible:
1- Su extraordinario sonido. Sinuoso, fino, intrigante, sencillo y definitivamente moderno, atemporal. Fascina como están grabadas cosas como “Baby, Scratch My Back”, ejemplo de cómo ejecutar un sonido pantanoso (ese al que aspiraban John Fogerty y Tony Joe White) con reverb, vibrato, eco, sin que suene a abuso. Tan natural y elegante como Pops Staples en “El Último Vals”.
Un sonido que sigue inspirando aún en nuestros días. Y si no que se lo pregunten a Daniel Lanois y a Bob Dylan. Su aclamado “Time Out Of Mind”, es hijo directo de Harpo. Nadie dijo nada, todo el mundo miró para otro lado, pero…
2- Sus canciones, algunas compuestas por su mujer, son buenas y variadas. Un blues renovado y más comercial, R&B, sin perder nunca de vista el blues original. Como si fuera un Jimmy Reed de Louisiana.
Son unas composiciones que recorren diversos estados de ánimo “Te-Ni-Nee-Ni-Nuu” está a millas de la nostálgica “Raining In my Heart”, conmovedora a lo Johnny Ace, y no tiene nada que ver con la rural “Shake your Hips” que versionaron los Rolling Stones en “Exile On Main St” y que, efectivamente, significa “mueve las caderas”, como más tarde Burning se encargaron de recordarnos aquí.
Por si fuera poco Harpo versionaba a Johnny Cash (“Folsom Prison Blues”) y hacía un “Mohair Sam” delicioso. Un artista para ser verdadero tiene que tener esa capacidad de saber transmitir la vida como es, sin afectación, con sus alegrías y sus sinsabores.
3- Gracias a Slim Harpo –y a los dos dobles álbumes recopilatorios legendarios que publicó en nuestro país CBS en los 70’s “The Story Of The Blues”- es fácil llegar a la conclusión de que al europeo medio se le ha vendido que el blues americano es el blues de Chicago. Craso error ¡Hay muchas clases de blues! Sólo hay que interesarse por él y escucharlo bien.