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Hay algo de empatía , de vieja escuela de música que logra atraparte en el undécimo álbum de la desconcertante Sinead O´Connor. Se iba a llamar “The Vishnu Room” .
Quizá como apología de la que se consideraba la mejor canción del último disco, siempre maravillosamente realizados y producidos por su primer marido el batería John Reynolds.
Otra muesca más de protestar sobre la vieja religión católica irlandesa, que es como su devastadora ansiedad, como si hubiera traicionado su posible vocación de monja .De ahí su obsesión por no llevar pelo. Pero, en fín, es una persona bipolar. Como la monja y la revolucionaria que ambas se conjugan en su alma.
Una vez me comentó Peter Gabriel que con Sinead O´Connor pasó el peor rato de su vida. Cuando en unos premios de la MTV se suicidó o casi se suicida en un hotel de Los Angeles. Era su pareja entre el amor y el odio.
Esa es Sinead O´Connor. El amor y el odio musical. Pero, amigo, hay algo que siempre me hace apostar por su calidad en la manera de cantar, en la manera de cantar una canción pop, un blues o un rock. A veces es única.
Escucha la maravillosa ‘How about I be me’, con que se abre el álbum. Una canción formidable que lleva el mismo título del álbum anterior, el décimo. Es sorprendente y posee mucha calidad.
Hay algo siempre muy especial en cada disco de Sinead O´Connor.