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Según informa Billboard, Prince esperaba la visita de Howard Kornfeld, doctor especialista en el tratamiento de la adicción a opiaceos, el 22 de abril para ser tratado, por desgracia un día después de su muerte.
El médico californiano iba a ir a Paisley Park para ayudar a Prince con sus problemas con los analgésicos, “painkillers”.
William Mauzy, reputado abogado de Minneapolis que trabajaba con la familia Kornfeld, le ha explicado a The Star Tribune que Kornfeld fue requerido porque el artista estaba “luchando con una grave emergencia médica”.
Sin embargo el 21 de abril, el 911 recibió desde la residencia de Prince una llamada de un hombre desconocido diciendo que allí había una persona muerta.
Como Kornfeld no pudo acudir el día 21 a visitar a Prince, envió a su hijo Andrew a Paisley Park. Y, según Mauzy, fue el propio Andrew quién hizo la llamada al 911, cuando al llegar se encontró con lo que había pasado. Ya no había nada que hacer. Prince acababa de fallecer.
Kornfeld envió a su hijo en un intento de “evaluar rápido su estado de salud y elaborar un plan de tratamiento”, para a continuación visitarlo él personalmente y hacerse cargo de su enfermedad.
En estas semanas transcurridas desde la muerte del músico, se ha sabido que murió con analgésicos en su poder, pero de momento no hay resultados toxicológicos que determinen si los consumió o si jugaron un papel en su muerte.
Un comentario
Qué triste todo…