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Nick Cave ha explicado cómo todavía puede sentir la presencia de su difunto hijo, cuatro años y pico después del trágico fallecimiento del adolescente.
Arthur Cave murió a los 15 años después de caerse de un acantilado en Ovingdean, East Sussex, en julio de 2015. Si bien no es la primera vez que el cantante y líder de Bad Seeds habla sobre la muerte de su hijo – ya lo hizo en el documental de 2016 “One More Time With Feeling”- ha vuelto a protagonizar una sesión de preguntas y respuestas para fans en sus Red Hand Files. Ha contado de qué manera el amor de su hijo por las “ladybirds”, los insectos que aqui comocemos como “mariquitas”, ha resultado ser inesperadamente profético.
Respondiendo a una fan que explicó cómo ella siente constantemente la presencia de su difunto esposo, Cave explicó la profunda afinidad de su hijo con los insectos y cómo descubrió uno cuando visitó el sitio de la muerte de Arthur por primera vez.
“Dos días después de la muerte de nuestro hijo, Susie y yo fuimos al acantilado donde cayó. Cuando Arthur era un niño pequeño, siempre, siempre, tenía algo que decir sobre las mariquitas. Las amaba. Las dibujó. Se identificaba con ellas. Constantemente hablaba de ellas”.
“Cuando nos sentamos allí, una mariquita aterrizó en la mano de Susie. Ambos lo vimos, pero no dijimos nada, porque a pesar de que reconocimos su triste significado, no queríamos menospreciar la enormidad de la tragedia con una muestra sentimental de pensamiento mágico. Pero éramos nuevos en el dolor “.
Cave continuó explicando cómo los insectos han estado presentes en varias otras ocasiones importantes tras la muerte de su hijo.
“No éramos conscientes de los apetitos particulares del dolor. Cuando volvimos a casa, cuando estaba abriendo la puerta de nuestra casa, otra mariquita aterrizó en mi mano”.
“Desde entonces, Susie y yo vemos mariquitas en todas partes. Cuando Warren [Ellis, Bad Seeds] y yo estábamos trabajando en el último álbum, una plaga de mariquitas entró al estudio”.
“No sé qué hacer con este fenómeno, pero cada vez que veo una mariquita recibo una especie de sacudida de reconocimiento de que algo está en juego más allá de mi comprensión, aunque es muy probable que sea solo temporada de mariquitas”.