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El miércoles por la noche falleció el bajista Duncan “Sandy” Sanderson de The Deviants y Pink Fairies, dos bandas clave del rock underground británico de finales de los sesenta y primera mitad de los 70.
Su hijo estaba con él en el momento de su fallecimiento, aunque no se han conocido cuales han sido las causas del mismo.
Sanderson fue el único miembro de ambos grupos que tocó en todos sus álbumes originales. Fue una figura importante del rock psicodélico en transición al protopunk y, finalmente, al punk.
Deviants fue un ruidoso colectivo del underground londinense dirigido por el activista- escritor- periodista- cantante- compositor Mick Farren, inspirado por el rock&roll original y The Fugs y Mothers de Frank Zappa. Una banda más recordada por su papel de precursor del punk que por poseer un gran valor musical.
Su debut “Ptooff!” de 1967 es un puro artefacto de época del cual lo mejor es su ingeniosa carpeta desplegable anticipándose a Hawkwind, tan amigos de este tipo de cubiertas.
El disco apenas tiene canciones, es un conglomerado anárquico, y anarquista, de jam sessions de r&b psicodelizado, cuchufletas varias, alguna buena folk… Todo ello lo suficientemente pirado y confuso como parecer algo siendo bastante poco.
En sus notas interiores el famoso disc- jockey John Peel les alababa con esfuerzo, sin demasiada convicción, llegando a medio negarles por tres veces. El sello editor fue Underground Impresarios, y el disco se subtitula “the deviants underground album” por si no quedaba lo suficientemente claro.
Su segundo, “Disposable” (1968), es algo mejor, pero no mucho mejor. Al menos tiene el himno de saquear el supermercado y “You´ve Got to Hold On”, la mejor del lote.
El tercer LP, el de la monja en 1969, es el más brillante de los tres. Ya no suenan como “Farren y sus colegas chiflados”, sino a grupo hecho y derecho. El batería Russ Hunter y Duncan Sanderson se convirtieron poco a poco en una gran sección de ritmo, y el álbum anuncia a un grupo bastante superior: Pink Fairies, la continuación lógica de Deviants, pero con ejecución, sonido y canciones mejores.
Pink Fairies se las arreglaron para sacar tres álbumes bastante buenos entre 1971-73. Inicialmente los Fairies eran los últimos Deviants (el guitarrista Paul Rudolph, Duncan Sanderson al bajo y Russ Hunter como batería) sin Farren y con el añadido de un segundo batería, nada menos que Twink (Tomorrow, Pretty Things, etc…).
Su LP más variado y “equilibrado” fue el primero “Never Never Land” en el que alternaron el poderoso e inmediato rock de “Do It” o “Teenage Rebel”, con temas más reposados y atractivos. Al año siguiente sin Twink, lanzaron “What a Bunch of Sweeties” virando definitivamente hacia el rock distorsionado, incluyendo alguna versión de Ventures y Beatles.
Pero lo mejor estaba por llegar cuando el gran Larry Wallis entró en los Fairies y salieron de su puño y letra las canciones de “Kings of Oblivion”, el disco de los cerdos voladores, quién sabe si pudo influir en Roger Waters…
Un trabajo laboriosamente guitarrero y rock que predice el punk (ese “City Kids” en el que parecen los Buzzcocks unos años antes) y contiene joyas como “Chambermaid”, “Raceway”, “Chromium Platium” o “When’s the Fun Begin?”.
Wallis lo hacía todo bien, cantar, tocar la guitarra, componer, y hasta tocar el bajo y producir (escúchese “Vampires” de Mick Farren en solitario, su toque preciso y criminal, y de que manera hace crujir el disco).
Antes de producir el álbum a su colega, estuvo una temporada en los primeros Motörhead y ahí depositó una de sus mejores canciones, “On Parole”.
En 1976 llegó el pub and roll explosivo de “Between The Lines”, su primer y ultimo single para Stiff Records. Wallis + Sanderson + Hunter + el nunca suficientemente bien ponderado Martin Stone, un histórico semi desconocido del rock inglés fallecido hace tres años.