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Dick Alen, un agente musical reconocido por una carrera de más de seis décadas que incluyó la representación de artistas legendarios como Aretha Franklin, Chuck Berry y Little Richard, entre muchos otros, falleció por causas naturales el 27 de noviembre a los 89 años.
Para cuando Alen se jubiló en 2010, había pasado los últimos 40 años de su carrera en la Agencia William Morris más tarde renombrada William Morris Endeavor. Comenzó a trabajar allí en 1971, se acabó convirtiendo en vicepresidente senior y en jefe de la división de música de la agencia.
Otros artistas a los que Alen representó a lo largo de los años fueron Ray Charles, James Brown, Rod Stewart, Hank Williams Jr., Tom Jones, Fats Domino, Cheech & Chong, Barry White y Juanes. Casi nada.
Alen tuvo una carrera próspera durante casi 20 años antes de unirse a William Morris. Sus primer triunfo fue contratar a Chuck Berry a mediados de los años cincuenta, cuando el rockero todavía estaba en Chess Records. Continuó representando a Berry durante más de 50 años, es más, él fue el portador honorario del féretro en el funeral de la estrella del rock and roll en 2017, como también lo fue del de Aretha cuando murió al año siguiente.
Fue conocido tanto por ser un mánager dedicado y trabajador como por su ingenio y sabiduría. Célebre es la frase que le dijo a un colega que estaba teniendo problemas con uno de sus artistas:
“Recuerda siempre esto. Ellos pueden cantar y nosotros no”.
Hay que remontarse a finales de los años 40 para hallar los orígenes de Alen en el negocio musical. Fue en una pequeña agencia dirigida por Roy Gerber y Norman Weiss. En 1952 se mudó a Shaw Artists, trabajando con artistas de jazz y R&B como Domino, Charles, The Clovers y The Orioles, consiguiendo que muchos de ellos aparecieran por primera vez en el nuevo medio de la televisión.
Respecto a la TV de la época, Alen no pudo ser más claro en su valoración:
“La televisión, la de principios de los 50, era una industria de pan blanco”.
“Buscaban complacer a la audiencia de Estados Unidos, y los artistas de R&B y jazz, eran marginales tanto en el mundo del espectáculo como en las preferencias del público. No eran favoritos. Había también una gran resistencia, siempre, a los artistas negros en la televisión. A menos que encontraras a alguien como Steve Allen que fuera un loco de la música, era muy, muy difícil. Los únicos artistas negros que realmente querían eran Sammy Davis, Harry Belafonte o Nat Cole. ¿Pero y los Fats Dominos o Ray Charles? Las agencias de publicidad no los miraban con buenos ojos”.
Luego pasó un tiempo muy valioso ejerciendo de road manager de Woody Herman. Sobre ese tiempo, Alen dejaría más tarde la siguiente perla:
“Hasta que no veas Estados Unidos desde el asiento del conductor de un automóvil, recorriendo entre 300 y 400 millas por noche, no conocerás realmente el Show Business de América”.
Él y Jack Bart compraron la agencia Universal Attractions. Se hicieron cargo de James Brown y de otros artistas soul como Joe Tex y Solomon Burke. Se dedicaron a armar grandes paquetes de gira, carteles con Otis Redding, Wilson Pickett, el propio Tex, etc… Shows de ocho y hasta diez artistas que salían de gira durante 30, 40 o 60 días. Un trabajo muy duro.
Pero tal vez lo más importante que hizo Alen, a nivel universal, fue su papel trascendental para que los nacientes Rolling Stones abrieran para Berry y los Beatles hicieran lo mismo con su ídolo Little Richard. Pavimentó su camino para triunfar en los Estados Unidos.