Phil Spector y Jack Casady, bajista de Jefferson Airplane, son dos de los protagonistas de esta curiosísima, no muy conocida, historia de Jeff Tamarkin que Best Classics Bands recuperó tras la muerte de Spector, su extraño encuentro con los nacientes Jefferson Airplane.
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En 1965 Jefferson Airplane era una banda que empezaba a dar que hablar en San Francisco, y la noticia no tardó en llegar al famoso productor de discos de Los Ángeles, al creador del wagneriano “muro de sonido”.
Marty Balin, uno de los cantantes principales y cofundador de la banda, había arreglado -sin el conocimiento de su mánager Matthew Katz– una audición con Spector en Los Ángeles. La hermana del productor se había echo eco de la conmoción que el grupo comenzaba a provocar, y había llamado a Balin para ver si estaban interesados en tocar para Phil, cosa que por supuesto querían hacer.
La llamada tuvo lugar a finales del verano de 1965, apenas un mes después de la primera actuación pública del grupo, y tan sólo una semana después de la columna de Ralph J. Gleason en el San Francisco Chronicle en la que levitaba elogiando a la nueva banda.
Algunos sellos discográficos ya apuntaban al Aeroplano, pero nadie de la prominencia y nombre de Phil Spector. El neoyorquino seguía siendo considerado el mejor productor pop de América, tal vez del mundo, desde hacía varios años. Para la banda, ser tomada bajo el ala de Spector podía ser un gran golpe.
Pero lo que no sabían cuando abordaron el avión era que Spector también era conocido por ser un excéntrico, un solitario que podía ser notablemente difícil de tratar. De acuerdo a los recuerdos de quienes lo conocieron, Spector siempre estaba rodeado de guardaespaldas, se rumoreaba que se disparaban armas de fuego y que era un cacique en el estudio.
Un 20 de septiembre de 1965 se presentó el nuevo sonido de San Francisco ante Phil Spector para que el célebre productor lo evaluara. En declaraciones para el libro de Tamarken sobre Jefferson Airplane “Got a Revolution!”, los miembros de la banda recordaron su memorable encuentro con el “magnate de la adolescencia”.
Jorma Kaukonen (guitarra solista):
“Fuimos a su casa, y por supuesto Phil Spector estaba actuando como Phil Spector. Nos instalamos en su enorme casa de Beverly Hills, y recuerdo que tenía sus guardaespaldas y todo el asunto. Tenía una… no recuerdo si era una pistola de perdigones o una pistola de verdad. Probablemente era una pistola de perdigones. Estaba disparando y eso. Me hizo sentir incómodo y me fui después de tocar”.
Marty Balin:
“Cuando Jorma y yo tratamos de salir y su guardaespaldas nos mostró su pistola, dijimos: “Aparta de nuestro camino. ¿Qué vas a hacer? ¿Dispararnos?”. Spector era un poco extraño. Siempre se miraba en el espejo y mientras nos hablaba se miraba la cabellera. Luego, bajo la escalera, tenía todos esos cajones llenos de excelente hierba. Y nunca nos ofreció un porro. Miré a Jorma y le dije: “Tío, salgamos de aquí”. Así que salimos. Dije: “No podemos quedarnos con este tipo”.
Bob Harvey (bajista original):
“Matthew quería que produjera a la banda. Nunca he visto un bastardo más paranoico en mi vida que Spector. Sin parar de hablar tres cuartos de hora, no nos quería en la habitación donde estaba, en la sala grande, así que nos hizo tocar en el pasillo. Y fue bastante extraño. Pero él y el guitarrista, cantante y compositor Paul Kantner congeniaron. Hablaron y hablaron y hablaron. El resto de nosotros volvimos a los coches y recogimos los instrumentos y todo, y él y Kantner hablaron otros 45 minutos, ahí dentro solos. Y parecía que sólo por la relación que tenía con Kantner tal vez algo iba a pasar. Si pudieras soportar su locura, podían salir cosas buenas de ello. Siempre y cuando pudieras soportarlo”.
Paul Kantner: “Fue interesante, dada su reputación. Pero no le gustamos”.
Signe Toly Anderson (cantante original femenina):
“Recuerdo su fría entrada. Tuve que sentarme allí durante dos horas mientras lo esperábamos porque no estaba disponible”.
Mientras estaban en Los Ángeles, Jefferson Airplane también audicionaron para otros sellos discográficos: Capitol, Columbia y Colpix.
Finalmente, firmaron con RCA, comenzando una histórica relación contractual que duraría más de dos décadas. No volvieron a ver nunca jamás a Phil Spector.