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Inasequible al desaliento, todo optimismo, el viejo guitarra de los Stones ha declarado que no ve problema alguno para que el grupo celebre su 60 aniversario dentro de tes años.
Las cosas de Keith, él es el bastión sobre el que se sustentan los Rolling Stones. Quiere morir con las botas puestas, como Johnny Cash o John Lee Hooker. Como los viejos bluesmen.
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Cuando los Stones tocaron en el Festival de Glastonbury Era su 50 aniversario y el bueno de Keith ya pensaba en completar otra década con el grupo.
Sin embargo no lo va a tener fácil. Lo peor no es que los Stones estén mayores. Más que un problema geriátrico es un problema de desgaste de la convivencia interna del grupo.
A las cuitas de los últimos años personales y “biográficas” entre Mick Jagger y Keith Richards – superadas, o dejadas de lado de cara al show, a la celebración del magno 50 aniversario- hay que añadir la incompatibilidad de caracteres entre Charlie Watts y Ron Wood. Charlie no traga a Ron.
Como sentencia al festival, el cantante de Two Door Cinema Club ha señalado ni corto ni perezoso que los Rolling Stones “son pasado”. Éste hombre ha descubierto América.
En los años del punk Jean Jacques Burnel, bajista de Stranglers, aseguraba que los Stones tenían que estar tocando en el Folies Bergere, los trataba de cabareteros acabados. Y ahora Burnel sigue arrastrando por el suelo a Stranglers 36 años después. Poca gente ha sido tan elegante como Beatles, Smiths o Jam, parece que un exceso de honestidad es pedir demasiado. En el lado “tenebroso” hay casos sangrantes como el de Queen.