Samurais, emperadores, banqueros, millonarios y jesuitas. En mi última entrevista con Yoko se puso muy misteriosa y me reveló algo que me dejó perplejo. “¿Sabes que tú y yo tenemos la misma ascendencia española?”.
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Y me contó la historia de una pariente muy lejana, de la familia de su madre, los Yasuda, que tuvo una relación con un jesuita y de esa relación nació una criatura que fue muy importante en la familia de Yoko.
Yoko conocía historias de los jesuitas del antiguo Japón. Sabía perfectamente quién era san Francisco Javier y hasta recordaba al primer japonés bautizado por un jesuita en la isla Kyusho. Los jesuitas llegaron al país del Sol Naciente en el siglo XVI.
Boda en el Peñón
Eran las ocho y media de la mañana del 20 de marzo de 1969 , hace hoy 53 años, cuando John y Yoko aterrizaban en Gibraltar. Allí, como ciudadano británico, el cantante podría CASARSE por fin a la mujer que marcaría su destino. Hoy se cumplen 49 años de la boda
Fue a las nueve en punto, nada más abrir el consulado inglés, y no duró más de 10 minutos. Los dos de pie, de blanco, frente al secretario del registro civil Cecil Wheeler, que ofició la ceremonia. John llevaba sus míticas lentes redondas y ella con unas gafas de sol que le cubrían medio rostro y no se quitó en ningún momento de su estancia en la vieja colonia británica.
Sombrero de ala ancha, minifalda, calzas hasta la rodilla y zapatillas Superga fue el look elegido por una descendiente directa del noveno emperador de Japón, cantante y artista incomprendida, para convertirse en la mujer del líder de la banda más aclamada de la historia.
Según ha contado el periodista Julián Ruiz, Yoko nunca ha vuelto al “horrible” Gibraltar. “La roca del fin del mundo”, como le gustaba llamarlo a John Lennon.
Yoko me contó que Gibraltar debía ser español. Le pareció desagradable el enclave británico. Yoko y John se casaron en la vieja colonia británica, porque era en el único lugar donde podían hacerlo. Lennon dijo que era formidable casarse en la Roca del Fin del Mundo, como llamaba a Gibraltar. Llegaron al Peñón en un avión alquilado y se dirigieron directamente al consulado británico. La boda duró diez minutos y volvieron al avión precipitadamente para regresar a París. Era 20 de marzo de 1969. Yoko me contó que jamás ha vuelto al “horrible” Gibraltar.
Aquella conversación sobre los jesuitas nos llevó a un episodio en Palma de Mallorca. Se acordaba hasta del día: 23 de abril de 1971, justo un año después de la separación de los Beatles, John y Yoko fueron detenidos en el Hotel Meliá Palma.
La pareja estaba acusada de haber secuestrado a una niña llamada Kyoko, hija de Yoko y de Anthony Cox, un mal músico de jazz y el segundo marido de Yoko. Cox había reclamado la custodia de la niña. John y Yoko se la habían llevado a su hotel. Tuvieron que devolver la niña a su padre. No llegaron a estar en la cárcel y se marcharon en un avión en París. Yoko dice que la policíano fue tan salvaje con ellos, como se ha escrito en ocasiones.
Fue Paul McCartney quien empujó a John Lennon a conocer a Yoko Ono y visitar una exposición de la japonesa, en los salones de la librería Indica, que era propiedad del marido de Marianne Faithfull, luego novia de Mick Jagger. Yoko presentaba una serie de Unfinished Paintings. Lennon llegó antes de que se abriera la exposición, el 7 de noviembre de 1966. Uno de los extraños objetos de arte era una escalera, con una lupa colgando del techo. John se subió a la escalera. Arriba, en el techo, ponía la palabra ‘Yes’. Desde ese momento estuvo atado a Yoko toda su vida.