Justo cuando estamos a punto de escuchar al completo “All That Must Be”, el esperado nuevo álbum de George FitzGerald, el productor británico lanzaba un nuevo e increíble single, ‘Outgrown’, en el que colabora Bonobo.
Esta canción era la confirmación aunque ya anticipada con los anteriores singles “Burns” y “Roll Back” de porqué el segundo álbum de George es uno de los grandes discos de lo que llevamos del año. La inteligencia musical de un inglés , exiliado en el mundo electrónico de los clubs berlineses.
FitzGerald era un empleado de la tienda de discos Black Market Records de Londres a mediados de la década de 2000, y comenzó a grabarse sus propios temas en casa antes de mudarse a Berlín en 2010.
“All That Must Be” es el disco que parte de la unión simbólica de las dos ciudades, Berlín y Londres. Este álbum documenta el periodo de tiempo que FitzGerald pasó en la capital alemana, que terminó con un abrupto final, y con el productor inglés regresando a su ciudad natal Londres. Allí fue padre por primera vez, sufriendo el cambio natural y lógico que le hizo enfrentarse a una realidad diferente.
“Mi hijo me cambió mi música, mi forma de producir”.
“All That Must Be” es una colección fascinante de canciones electrónicas que se mueven entre el minimalismo y la musicalidad de sus armonías; y que además incluye colaboraciones con Lil Silva, Bonobo y Tracey Thorn (Everything But The Girl).
Constata George:
“Quería reflejar la inquietud que sientes cuando ocurre un evento inmenso en tu vida.Todo se ve y suena igual, pero de alguna manera es diferente. Tu entorno es menos real”.
Con este álbum FitzGerald ha evolucionado su proceso creativo, llegando a un punto más natural y orgánico: hay piano que programaciones, e incluso elementos de percusión grabados en estudio. El resultado es un disco con un magnífico pulso musical, dentro de la electrónica. muy humano, y con una madurez que FitzGerald transmite de sobra.