No fue Creedence Clearwater Revival un grupo muy apreciado por la “inteligencia” musical de finales de los años sesenta, pero sí por la gente sencilla, por la mayoría de compradores de música de aquellos tiempos.
Creedence Clearwater Revival: recomendaciones
Lo que proponían John Fogerty, su hermano Tom, y la sensacional sección de ritmo formada por Stu Cook y Doug Clifford en 1968, año de su aparición, era todo un retorno a los principios básicos de la música americana mientras las nuevas tendencias iban por un lado completamente distinto, la psicodelia y los inicios del rock progresivo y sinfónico.
Creedence no estaban solos, gente como The Band, Flamin´ Groovies, NRBQ, Brownsville Station o Canned Heat, con el añadido posterior de las bandas del rock sureño, les secundaron en su empeño de recuperar las “viejas esencias” de la música norteamericana.
Fueron como un oasis para los degustadores de sonidos más directos y naturales en un momento en el que en la música todo se estaba complicando, a veces excesivamente.
John Fogerty al frente de Creedence Clearwater Revival dio vida a una obra sensacional en un tiempo muy corto. Publicaron 6 álbumes fantásticos en el breve espacio de dos años y medio, de “Creedence Clearwater Revival” del 28 de mayo de 1968 a “Pendulum” de diciembre de 1970.
Lo sorprendente es que todos y cada uno de ellos estaban cuajados de grandes canciones, en estilos variados que siempre, o casi siempre, miraban a los principios fundamentales del rock y las raíces americanas: “Proud Mary”, “Green River”, “Bad Moon Rising”, “Down at The Corner”, “Fortunate Son”, “Have You Ever Seen the Rain”, “Traveling Band”, “Up Around The Bend”, “Who´ll Stop The Rain”, “Someday Never Comes”, sólo por citar unas pocas.
Su reinado, aunque breve, se materializó tanto en LP como en single – era una banda que vendía muchos- y en un arrollador directo, y dejó una huella inmensa e imperecedera que sirvió para que otros grandes artistas como Bruce Springsteen, Bob Seger y muchas bandas del denominado “nuevo rock americano”, construyeran su estilo y carreras.
Fueron básicamente fabricantes de canciones, pero podían hacer lo que quisieran, y en sus LPs también daban rienda suelta con gran acierto a temas con desarrollos largos, “enrolladas” muy del gusto de la época. El súmum llegaría en “Cosmo´s Factory” (1970), con su maravillosa versión de “I Heard It to the Grapevine” de Marvin Gaye de casi 11 minutos.
Por desgracia, y a pesar del éxito que seguían teniendo, las relaciones entre John Fogerty y los demás se fueron enfriando. Consideraban que John tenía un protagonismo excesivo y eso desencadenó primero la marcha de Tom y un último disco más flojo, “Mardi Grass”, con una “democracia” impuesta finalmente por John, que, paradójicamente, a los otros no les gustó.
No es un mal LP, pero no está a la altura de “Green River”, “Cosmo´s Factory” o “Pendulum”, es interesante pero inconexo y poco consistente.
Triste desenlace para una banda que dio tantas alegrías a la gente. Sin llegar al pésimo final que habían tenido los Beatles, los Creedence se separaron entre acusaciones y ninguneos. El bajista Cook decía que John Fogerty había firmado el peor contrato de la historia de América con el astuto Saul Zaentz, dueño de Fantasy Records.