Hoy hace exactamente 59 años los Rolling Stones publicaron su primer sencillo con “Come On” en la cara A.
| Escucha Chuck Berry en Amazon Music Unlimited (ad) | |
Habían grabado en los estudios Olympic en Barnes, en la afueras de Londres, para el sello Decca lo que sería la canción estrella de su primer single, “Come On”, una versión de una composición original de Chuck Berry.
Una señal de partida que mezclaba sin rubor el rhythm and blues de su autor con un ritmo y sonoridad más Merseybeat. En el Reino Unido a mitad de 1963 la Beatlemania era ya un hecho, y los Stones difícilmente podían escapar al influjo de un suceso tan destacable y único, tal y como se demostraría poco después, como el fenómeno Beatles.
La versión tuvo un éxito comercial moderado (nº 21 en UK) y supuso un brillante y contagioso debut en single. Mick Jagger (voz), Keith Richards (guitarra), Brian Jones (armónica y coros), Bill Wyman (bajo y coros) y Charlie Watts (batería) aceleraron el original de Berry generando algo nuevo, algo que podría definirse como beat & blues.
No en vano, la cara A de su segundo single sería una versión de Lennon-McCartney, “I Wanna Be Your Man”, pero en versión “heavy”, incluyendo un distorsionado solo de guitarra que los buenos estudiosos sitúan como uno de los precedentes del llamado, a posteriori, “freakbeat”.
Los Stones completaron su single de debut – editado el 7 de junio de 1963– con otra versión, “I Want To Be Loved”, un original del fantástico Willie Dixon, uno de los mejores y más inspirados compositores del blues.
Chuck Berry (con toda probabilidad el verdadero rey del rock and roll) había grabado su “Come On” original un par de años antes. Editada como single Chess en 1961 fracasó en su intento de entrar en los 100 primeros, sin embargo si lo logró su cara B, “Go Go Go”, situándose en el nº 38.
La de los Stones tiene un encanto bisoño, juvenil y cavernícola, la de Berry es en todos los sentidos la delicia de un maestro: su intro de guitarra y su fraseo vocal, el saxo de L.C. Davis, el piano de Johnnie Johnson o los coros de Martha Berry. Irresistible de principio a fin.
Él era el jefe, los Stones unos entusiastas principiantes con una progresión prodigiosa en espera.
Como respuesta a la British Invasion, una de la miles de bandas de garaje que surgieron en Estados Unidos, The Chocolate Watch Band sacó ya en 1967, “Come On”, versión de la de los Stones, no de la de Berry. Buena, correcta, pero nada importante.
La única verdad es que muchos americanos blancos se dejaron llevar por el blues y el R&B por las versiones que les llegaban de Inglaterra, no por los originales.
Mucho más interesante resulta lo que hicieron con “Come On”, la Joe Jackson Band en 1979 y los holandeses New Adventures en 1980, repescar la de los Rolling Stones dotándola aún de mayor energía y ritmo. Eran los tiempos de la new wave y el punk había ocurrido ayer.
Sobre todo la de New Adventures es prodigiosa, tensa, con swing y ataque triunfal rock. Supieron innovar maravillosamente un clásico de la categoría de “Come On” de tío Chuck.
Más versiones en esos años de Wishbone Ash y de los serbios Idoli, pero fue la australiana Renée Geyer la quién llevó a la canción a su punto de partida, es decir al chuckberrismo, veinte años después de su creación en el álbum, “So Lucky” de 1981.
Aunque la última palabra la tuvieron los propios Rolling Stones en su disco de grabaciones para la BBC, “On Air”, editado en diciembre de 2017. El regreso a la señal de partida de una leyenda.