Carl Palmer, baterista de Emerson, Lake & Palmer, ha reflexionado en una entrevista con MusicRadar sobre el enfoque visual elaborado, gigante, grandilocuente, del famoso trío de rock progresivo en sus actuaciones de los años 70, admitiendo que su elevado coste significaba que nunca se convertirían en “los tipos más ricos del mundo”.
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Pero también ha argumentado que la música presentada por el trío en sus discos de estudio requería shows mucho más espectaculares que el tipo de giras presentadas por otras bandas.
“Claro, podríamos haber salido con un par de focos, una bola de discoteca y hacerlo barato, pero la música exigía más que eso”, asegura Palmer.
“Si estás superando los límites de la grabación, debes ir aún más lejos cuando tocas en vivo, de lo contrario, la gente podría quedarse en casa y poner la grabación. Nos sentimos muy honrados de que la gente pagara dinero para venir a vernos, así que queríamos asegurarnos de que tuvieran una noche inolvidable”.
El legendario baterista señaló que “cuando salimos de gira con la orquesta de 64 músicos, llevábamos un equipo de casi 200 entre músicos, técnicos, aparejadores, conductores, pilotos, chefs… incluso teníamos nuestro propio médico. Por supuesto, salir de gira se volvió muy caro para nosotros, lo que posteriormente significó que nunca fuimos los tipos más ricos del mundo, pero nos sentimos increíblemente satisfechos. Y orgullosos también. Si viniste a vernos, tu dinero valió la pena”.
Palmer agregó que la mentalidad grupal entre él, Keith Emerson y Greg Lake consistía en hacer lo que querían, ir en su propia dirección al margen de las modas.
“Lo importante para nosotros fue que no modificamos lo que estábamos haciendo para tratar de encajar con lo que estaba sucediendo”.
“Tratar de seguir las modas musicales nunca funciona. Cíñete a lo que sabes. Sé honesto. Haz lo que sabes hacer, e intenta hacerlo lo mejor que puedas”.
La colección recientemente lanzada de grabaciones en vivo de ELP titulada “Out of This World: Live (1970-1997)” contiene ejemplos de conciertos en directo que no podrían haberse publicado en su día, explica Palmer:
“Aunque grabamos cada uno de nuestros shows en directo, la tecnología disponible en esos días era bastante limitada”.
“Eso significaba que solo había un puñado de personas que realmente lo lograban. El espectáculo de la Isla de Wight se grabó desde nuestra mesa de sonido y se podía escuchar un montón de ruido allí. Afortunadamente, ahora tenemos complementos y tecnología que pueden desarmarlo todo de manera forense, limpiarlo y darle al estéreo un poco de amplitud. Estos shows ahora suenan, de largo, mucho mejor”.