Walter Becker, el guitarrista y cofundador de Steely Dan, falleció el 3 de septiembre a los 67 años sin que en aquel momento fuese revelada la causa de su muerte.
| Escucha STEELY DAN en Amazon Music Unlimited (ad) | |
Ahora, Delia, su viuda, ha hecho público un comunicado en el que ha desvelado que el músico murió en el transcurso de un tratamiento de una forma extremadamente agresiva de cáncer de esófago. Becker falleció menos de cuatro meses después de que la enfermedad le fuese diagnosticada.
Ante todo, lo que ha querido dejar claro Delia es que ni Walter ni ella tuvieron nunca la intención de ocultar a nadie el estado y condición del músico, pero que sencillamente todo fue tan rápido que el tiempo se les echó encima. Nada que ver, por tanto, con la muerte “artística” de Bowie, por poner un ejemplo.
Este es el comunicado de Delia sobre la muerte de Walter:
“Como la esposa de Walter Becker durante muchos años, quería compartir con sus fans información sobre su muerte que no se había informado anteriormente. Me doy cuenta de que esto está atrasado, y espero que entendáis por qué. Para mí personalmente, su muerte fue un golpe devastador, y sé que también lo fue para muchos de vosotros. Estoy empezando a salir de su impacto desgarrador.
Walter murió en el transcurso de ser tratado de una forma extremadamente agresiva de cáncer de esófago. El cáncer fue detectado durante uno de sus chequeos médicos anuales y su presencia fue una sorpresa para Walter, sus doctores y para mí. Parecía haber surgido de la nada y se había extendido con una velocidad aterradora.
Walter eligió un intenso régimen de quimioterapia en Sloan Kettering, sin embargo, entre la agresividad del cáncer y la abrumadora toxicidad resultante de los tratamientos de quimioterapia, Walter murió en menos de cuatro meses después de que se le detectó el cáncer.
Walter murió pacíficamente en nuestra casa de la ciudad de Nueva York, rodeado de su familia, su música y una violenta tormenta, uno de sus sonidos favoritos, que soplaba por la ventana. De acuerdo con sus deseos, fue incinerado sin ceremonia ni funeral en la ciudad de Nueva York.
Comprensiblemente, Walter quería privacidad durante el curso de su enfermedad y esperaba la recuperación. Quería ser capaz de volver al escenario y una vez más tocar para sus fans. Para mí es importante, como lo fue para Walter, que todos sepan que nunca tuvo la intención de mantener a nadie en la oscuridad sobre su condición. Se acabó el tiempo mucho antes de lo que ninguno de nosotros creía posible.
El tsunami de homenajes y recuerdos que siguió al fallecimiento de Walter ha sido profundamente conmovedor. Incluso su “fan número 1”, yo, no habría predicho nada parecido a la profundidad y amplitud de las expresiones hechas públicas por aquellos cuyas vidas fueron enriquecidas por Walter, por su talento, su amabilidad y su habilidad para inspirar traviesa diversión.
Gracias a todos por ayudarnos a mí y a sus seres queridos a saber que la marca de Walter en el mundo y en todos ustedes no se desvanecerá pronto”.