Esto cuenta Bono en su libro biográfico, acerca de los devaneos de U2 con Apple y la metodología de Steve Jobs.
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“En octubre de 2004, un mes antes del lanzamiento de nuestro sencillo Vertigo, Edge, nuestro manager Paul McGuinness, el productor y ejecutivo discográfico Jimmy Iovine y yo visitamos a Steve Jobs. Tuvimos el presentimiento de que pensamos que podría beneficiar tanto a Apple como a U2.
Steve Jobs vivía con su esposa, Laurene, y sus tres hijos en una casa sencilla de estilo Tudor en una calle próspera de Palo Alto, California. Su anglofilia también inspiró un jardín de cabaña lleno de flores silvestres y cosas que se podían comer, con una puerta que se abría a metros de una puerta principal que nunca cerraba.
Sugerimos que esta nueva canción Vértigo encajaba perfectamente con uno de los anuncios del iPod anuncios. Si pudiéramos acordar términos. Hubo una pequeña complicación en que nuestra banda no hace comerciales. Nunca tuve. Una decisión de principio con un precio que iba subiendo. Mientras tomaban un quiche y un té verde, Steve explicó que se sentía halagado pero que no tenía el presupuesto que una banda como la nuestra esperaría.
“En realidad, Steve”, le dije. “No queremos dinero en efectivo. Solo queremos estar en el comercial del iPod”. Los anuncios contenían solo las siluetas bailando de fanáticos de la música, con sus cabezas sosteniendo esos icónicos auriculares blancos, arterias blancas que bombeaban la música desde pequeños reproductores de MP3 ahora llamados iPods.
Y dijo The Ede:
“Tal vez es hora de cambiar el énfasis a los artistas así como a los fanáticos ¿No crees que nos veríamos muy bien en relieve?”
Steve, intrigado, dijo que si ese era el trato, no tenía que pensarlo dos veces, pero tendría que consultarlo con el equipo creativo.
“Hay otra cosa”, agregó Paul McGuinness. “Aunque la banda no está buscando dinero en efectivo, algunas acciones de Apple, incluso una cantidad simbólica, podrían ser una cortesía”.
“Lo siento”, dijo Steve. “Eso es un factor decisivo”.
Silencio.
“Bueno,” sugerí tentativamente. “¿Qué tal nuestro propio iPod? ¿ Un iPod U2 personalizado en negro y rojo?
Steve parecía desconcertado. Apple, dijo, se trata de hardware blanco. “No querrías uno negro”. Él pensó por un momento. “Puedo mostrarte cómo se vería, pero no te gustará”.
Cuando, más tarde, nos mostró el diseño, nos encantó. Tanto que le pediría a Jony Ive, el genio del diseño de la compañía, que lo mirara de nuevo y, bueno, tal vez incluso experimentara con un componente rojo en el dispositivo también. Para reflejar la portada de nuestro álbum Atomic Bomb.
El iPod estaba a punto de convertir a Apple de un reproductor de hardware y software de clase mundial de tamaño mediano en un Godzilla global. Paul siempre lamentaría haber perdido el argumento de las acciones, no es que Steve fuera a discutirlo alguna vez, pero, en verdad, tuvimos la suerte de subirnos a la ola de Apple durante ese período.
El comercial fantásticamente cinético llevó a la banda a una audiencia más joven y miles de personas compraron el iPod de U2 simplemente porque no era blanco. Apple estaba en un viaje al infinito y más allá; Tuvimos la suerte de hacer autostop. No podías comprar un boleto.
El siguiente episodio con Apple.
“¿Música gratis?” preguntó Tim Cook, el CEO de Apple, con una mirada de leve incredulidad. “¿Estás hablando de música gratis?”
Habían pasado diez años desde los anuncios de Vértigo; Estábamos en su oficina en Cupertino, California (Guy Oseary, nuestro nuevo manager, yo, los ejecutivos de Apple]Eddy Cue y Phil Schiller y acabábamos de mostrarle al equipo parte de nuestro nuevo álbum Songs of Innocence.
“¿Quieres regalar esta música gratis? Pero el punto central de lo que estamos tratando de hacer en Apple es no regalar música gratis. El punto es asegurarse de que a los músicos se les pague”.
“No”, dije, “no creo que lo demos gratis. Creo que nos pagas por ello y luego lo das gratis, como un regalo para la gente. ¿No sería maravilloso?
Tim Cook levantó una ceja. “¿Quieres decir que pagamos por el álbum y luego simplemente lo distribuimos?”
Dije: “Sí, como cuando Netflix compra la película y se la regala a los suscriptores”.
Tim me miró como si le estuviera explicando el alfabeto a un profesor de inglés. “Pero no somos una organización de suscripción”.
“Todavía no”, dije. “Que el nuestro sea el primero”.
Tim no estaba convencido. “Hay algo que no está bien en regalar tu arte”, dijo. “¿Y esto es sólo para la gente a la que le gusta U2?”
“Bueno”, respondí, “creo que deberíamos dárselo a todos. Quiero decir, es su elección si quieren escucharlo”.
Si la idea era llevar nuestra música a la gente a la que le gusta nuestra música, era una buena idea. Pero si la idea era hacer llegar nuestra música a personas que podrían no haber tenido un interés remoto en nuestra música, tal vez podría haber algún retroceso. Pero, ¿qué era lo peor que podía pasar? Sería como correo basura. ¿no es así? Como tomar nuestra botella de leche y dejarla en la puerta de cada casa del barrio.
El 9 de septiembre de 2014 no solo pusimos nuestra botella de leche en la puerta, sino en todas las neveras de todas las casas del pueblo. En algunos casos lo echamos sobre los copos de maíz de la buena gente. Y a algunas personas les gusta verter su propia leche. Y otros son intolerantes a la lactosa.
Al principio pensé que esto era solo una tormenta de Internet, pero rápidamente me di cuenta de que nos habíamos topado con una discusión seria sobre la gran tecnología.
Asumo toda la responsabilidad. Ni Guy O, ni Edge, ni Adam, ni Larry, ni Tim Cook, ni Eddy Cue. Pensé que si pudiéramos poner nuestra música al alcance de la gente, ellos podrían optar por acercarse a ella. No exactamente. Como dijo un bromista de las redes sociales:
“Me desperté esta mañana y encontré a Bono en mi cocina, bebiendo mi café, usando mi bata, leyendo mi periódico”. O, menos amable, “El álbum gratuito de U2 está demasiado caro”.
Mea culpa.
Al principio pensé que esto era solo una tormenta de Internet. Éramos Papá Noel y habíamos derribado algunos ladrillos mientras bajábamos por la chimenea con nuestra bolsa de canciones. Pero rápidamente nos dimos cuenta de que nos habíamos topado con una discusión seria sobre el acceso de la gran tecnología a nuestras vidas.
La parte de mí que siempre será punk rock pensó que esto era exactamente lo que harían los Clash. Subversivo. Pero subversivo es difícil de reclamar cuando se trabaja con una empresa que está a punto de ser la más grande del mundo.
A pesar de todas las tartas de crema que trajo a Apple, quien rápidamente proporcionó una forma de eliminar el álbum, Tim Cook nunca parpadeó. “Nos convenciste de un experimento”, dijo. “Corrimos con eso. Puede que no haya funcionado, pero tenemos que experimentar, porque el negocio de la música en su forma actual no funciona para todos”.
Si necesita más pistas sobre por qué Steve Jobs eligió a Tim Cook para asumir el liderazgo de Apple, esta es una. Probablemente instintivamente conservador, estaba listo para probar algo diferente para resolver un problema. Cuando salió mal, estaba listo para asumir la responsabilidad. Y aunque no podía despedir a la persona que puso el problema sobre su escritorio, habría sido muy fácil señalarme con el dedo. Habíamos aprendido una lección, pero tendríamos que tener cuidado por dónde pisaríamos durante algún tiempo. No era solo una piel de plátano. Era una mina terrestre.