Plásticos y Decibelios

ALBUM HISTORICO: THE POLICE “SYNCHRONICITY” (1983)

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Alfred Hitchcock siempre decía: “cherchez la femme”, en cualquier movimiento de esencia de los guiones de sus películas.

Con el caso del autor de “Psicosis”, por aludir a la terminología cerebral, el maravilloso álbum “Synchronicity” es una muy buena historia sobre el divorcio de Sting y la consecuente separación definitiva de su otra pareja, The Police. Cuestión de “sincronicidad”.

A finales del año 1982, Sting se había escapado a Jamaica con su nuevo amor, la actriz Trudie Styler. De hecho, gracias a su amistad con Chris Blackwell, la pareja pasó una larga luna de miel en Goldeneye, el viejo refugio donde primitivamente Ian Fleming escribía sus novelas sobre James Bond.

Ahora, en la actualidad es un  hotel del viejo dueño de Island Records, que lo había convertido en un hotel. Justo donde vívió Ian Fleming para escribir sus novelas de James Bond, convertido en una suite de hotel, donde  también compuso allí Sting la mayoría de las canciones de “Synchronicity”.

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De alguna manera, Sting sentía remordimientos por su comportamiento. Se había escapado con la mejor amiga de su primera esposa Frances Tomelty, que además era la “vecina” de la puerta de al lado. Trudie Styler vivía puerta con puerta con el matrimonio Sting, en Bayswater.

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Con su primera esposa, Frances, el motivo de “Every Breath You Take”.

Para liberarse de la tensión de la escandalosa separación escribió “Every breath you take”, su mejor canción en su carrera, basándose en el odio, en el dinero que Frances le pedía y en la rabia por todo.

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Es muy duro y cruel decirle a una persona “cada vez que respires, que hables, que te muevas, te estaré vigilando”. Es probable que esas mismas amenazas las distaba Frances se lo dijo a él en aquellos tormentosas semanas.

Con la ayuda del ingeniero Hugh Padgham, convenció a Stewart Coppeland y Andy Stewart de grabar en el estudio de George Martin, en la isla caribeña de Monserrat, bien cerquita de donde estaba en Jamaica. El estudio de Monserrat ya no existe tras el huracán que azotó la isla a finales de los años noventa.

Según cuenta Hugh Padgham para que no se pelearan grabó a los tres lejos de poder verse o discutir alguna cosa más. Así que puso toda la compleja colocación de micrófonos de la batería de Stewart en el restaurante del estudio, a Sting en la sala de control y a los amplificadores y guitarras de Andy Summers, en el simple estudio.

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Aún así las peleas fueron constantes y, en un determinado momento, Padgham se hartó de aguantarlos y presentó su dimisión. Las aguas volvieron a la tranquilidad, tras dos días de descanso.

El gran problema es que se odiaban entre los tres. Era el quinto álbum y ya no se aguantaban más. Fue el último disco, el canto del cisne.

Stewart le llamaba a Sting algo así como Mozart, porque decía que este se lo creía.

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La mayor pelea llegó, porque Sting había escrito los acordes-similares a los de la eterna canción “Stand by me” de Ben E. King– en un órgano, al estilo de Billy Preston y quería ese arreglo.

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La pelea fue el fin de Police. Sting cedió, porque Stewart tenía razón. La existencia de Police se imponía con la simplicidad de canciones con batería, bajo y guitarra.

El adiós a Frances, al grupo de su vida, dedicó el placer de escribir grandes canciones a lo”mozart” de Police.

Por ejemplo, ‘King of Pain’ o para mí la superior ‘Wrapped around  your finger’, con un buen arreglo de Andy Summers, a pesar de todo, aunque era el más flojo de ellos.

Delicioso también el recordarotio al “tangerino” Paul Bowles a su novela “The Sheltering sky”, que en Italia se llamaba como le puso Sting, ‘Te in el Sahara’.

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Ni que decir tiene que las dos canciones de Stewart son escandalosamente flojas comparadas a las de Sting.

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‘Mother’ no era precisamente una rendición del talento del tema de John Lennon. Era una lo King Crimson, porque en aquellos días Andy  sumersión revoloteaba con Robert Fripp. Y ‘Miss Gradenko’ es el típico pasaje en que Stewart recuerda el pasado de su padre como agente de la CIA.

Pero las canciones ,empezando por “Synchronicity” son auténticas obras maestras . Y lo son más, porque quizá Stewart tenía razón que había que desnudarlas. Sus baterías son portentosas, incluso en ‘Every breat…’.

Me creo que el título “Synchronicity”  sale de los dos libros de cabecera que el viejo profesor de literatura Sting  se llevó a la casa del 007.

Es decir, su favorito “The Roots of Coincidence” de Arthur Koestler, que ya había tratado en “Ghost in the Machine” y su sincronicidad con el libro de Carl Jung, “Synchronicity” .

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Al fin al cabo era la buena sincronización de lo que ocurría en su vida. El divorcio con Frances y el final de The Police, además, con sus mejores canciones. Una pequeña obra maestra. Un álbum histórico.

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EL ALBUM

PERSONAL

Sting – bass guitar, keyboards, lead and backing vocals, oboe, drum machine on “Synchronicity I”, saxophone on “O My God”.
Andy Summers – electric guitar, backing vocals, keyboards, lead vocals on “Mother”.
Stewart Copeland – drums, xylophone, miscellaneous percussion.

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PRODUCCION

Hugh Padgham – production, engineering
Dave Collins, Bob Ludwig – mastering
Jeffrey Kent Ayeroff, Norman Moore, Vartan – art direction
Jeffrey Kent Ayeroff, Norman Moore – design
Duane Michals – photography.

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2 comentarios

  1. Lo cierto es que la potencia melódica de los temas de Sting en este disco es brutal. Buenos ritmos, grandes baterías, excelente acabado, pero la clave son esas melodías apabullantes que por aquel entonces paría Sting.

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