La Comunidad de Madrid rinde homenaje a las víctimas del coronavirus todos los días con el Adagio for Strings de Samuel Barber.
El Adagio llegó en el momento correcto, cuando Estados Unidos todavía estaba sufriendo por la Gran Depresión y Europa se estaba deslizando hacia la guerra.
La obra se escuchó por vez primera , el 5 de noviembre de 1938 en una transmisión de radio de la NBC americana , dirigida por Arturo Toscanini, quien ya había visto asesinar a muchos colegas judíos europeos.
No es un paso original. Los Estados Unidos también homenajeaban a sus muertos del 11- S , con el maravilloso Adagio, más que probablemente lo habían magnificado , tras haberlo introducido Oliver Stone, en su anti belicista película “Platoon”.
Aunque antes que todo la partitura también sonó en el funeral del presidente norteamericano Roosevelt o tras el asesinato de Kennedy, ahora puesto tan de moda Por Bob Dylan.
Pero Oliver Stone no fue el primer en utilizarlo en una película . Antes fue el gran David Lynch , en “El Hombre Elefante”,en el año 1980, el que utilizó el Adagio, en el fantástico final de la película.
Luego siguieron El Norte (Gregory Nava, 1983), Platoon (Oliver Stone, 1986), Lorenzo’s Oil (George Miller, 1992) y Le fabuleux destin d’Amélie Poulain (Jean-Pierre Jeunet, 2001).
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Hace 25 años, en el hotel Villamagna de Madrid , me sentaba con William Orbit, el genial productor y músico , que había sido el héroe del sobresaliente séptimo álbum de Madonna, el titulado “Ray of Light” , que probablemente es mi favorito de los discos de la diva.
Pero no hablaba con Orbit , para conocer detalles de su producción con Madonna-que también- , el verdadero motivo era que William había tenido un número mundial con su versión del “Adagio” de Barber, el tema estrella de su álbum “Pieces in a Modern Style” , que lo había lanzado el sello de Madonna, Maverick records.
Era su primera incursión en el múndo de la música clasica. Un remix del DJ holandés Ferry Corsten también fue un gran éxito. Pero a mí no me gustaba tanto.
Me contaba Orbit, lo recuerdo , porque me llamó mucho la atención:
“Soy un DJ, y puedo adentrarme en cualquier tipo tipo de música Creo que en una fiesta alguien me pidió , por favor, toca el Adagio de Barber . Creo que por culpa de la película “Platoon” Y claro me chocó mucho. Desde ese momento traté de hacer una versión “.
y la clave de la obra de Barber:
“Suena simple, pero no lo es”.
Y su versión me gusta mucho. Está tocada todo con sintetizadores y “emulator” con un pedal de bajo adicional.
Orbit me decía que no podía entender qué es lo que tiene el original de Barber que hace que el Adagio sea tan atractivo para tanta gente, a menos que sea esa simplicidad indefinible.
Un comentario
La simplicidad indefinible, como la habéis definido aquí, es la perfección absoluta. La belleza se busca a través de diferentes y variados recursos, pero cuando el objetivo pleno se alcanza con menos recursos, con ideas simples, ésta es mucho más intensa, más emotiva, más trascendente.
Hay algo más bello que una rosa, una montaña, una nube, un beso, unos ojos, una sonrisa ?? Puede que, en parte, esa simplicidad de esta pieza maravillosa de Barber sea una de las razones de su espléndido éxito, pero también creo que expresa una altísima sensibilidad en los instantes de la composición, que emana a través de las notas y de ese climax impresionante de la pieza. Pero estoy de acuerdo, como el Canon de Pachelbel y como otras piezas de clásica también muy hermosas y emotivas, emocionantes, trascendentes, quizás el mérito principal del Adagio para cuerda de Barber sea su simplicidad para poder emocionar tanto y con tantísima intensidad con unas pocas notas en cadencia simple.