Tal día como hoy,el 24 de enero de 1962 Brian Epstein firmó un contrato de manager con The Beatles . Epstein recibiría el 25 por ciento de las ganancias brutas de la banda, aunque el acuerdo de gestión normal era del 10 por ciento.
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Hace siete años, se esperaba que alcanzase las 300.00 libras esterlinas, pero al final se ha quedado “sólo” en 275.000. Ese es el dinero que se pagó por el primer contrato de los Beatles con Brian Epstein. Un contrato que era parte de la colección del editor de Epstein, Ernest Hecht y que Sotheby’s ha subastado para recaudar dinero para la Ernest Hecht Charitable Foundation.
El acuerdo entre la banda y el mánager que les llevó al éxito se firmó el 24 de enero de 1962, 14 meses antes de que lanzaran su álbum de debut, “Please Please Me”, y cuando Ringo Starr aún no era parte del grupo.
Es un contrato, firmado por Paul McCartney, John Lennon, George Harrison y el baterista original Pete Best, y se cree que el contrato se firmó en el cuarto de estar de la casa de la madre de Best. Es el primero de los dos contratos entre el grupo y Epstein. El segundo se firmó el 1 de octubre de 1962, después de que Best fuera reemplazado por Ringo Starr.
El propietario de la tienda de discos NEMS y escritor musical, había descubierto a los Beatles actuando en el Cavern Club de Liverpool en noviembre de 1961. Los sacó de un acuerdo de grabación alemán y un contrato de etiqueta con Polydor, y acabó consiguiendo que firmaran con EMI Parlophone.
Epstein no firmó el documento porque “quería liberar a The Beatles de sus obligaciones si sentía que podían mejorar su situación”.
Según contó Epstein:
“Aunque sabía que mantendría el contrato en cada cláusula, no tenía una fe del 100 por ciento en mí mismo de poder ayudar a los Beatles”.
El contrato estableció la tarifa de Epstein en el 10 por ciento de las ganancias de la banda, que aumentaría a 15 por ciento si esas ganancias superaran las 120 libras por semana.
También acordó que el mánager sería responsable de encontrar trabajo para la banda, administrar su horario y publicidad, y “todos los asuntos relacionados con la ropa, el maquillaje y la presentación y construcción de los conciertos de los artistas y también en toda la música que se presentará”.
Gabriel Heaton, especialista de la casa de subastas Sotheby’s, le ha comentado a la BBC:
“Epstein no les dejó de comer en el escenario. Se aseguró de que tocaran las canciones de manera adecuada y coherente, y las hizo inclinarse ante el público al final de los sets”.
“Simplemente fue arrastrado por la pasión, la energía, el carisma, la sexualidad cruda en el escenario. Tenían la energía escénica pero él les inculcó un sentido de profesionalismo”.